martes, 2 de febrero de 2010

Pensamientos únicos

La vida me regaló tres sobrinas increíbles, Emilia es la mayor, divertida, ingeniosa, creativa, inteligente a más no poder, terca, mandona, segura de lo que quiere y con un sentido del humor que muchos desearían tener. Es única.
Esta es la primera de seguramente muchísimas anécdotas suyas que contaré.
Era de noche y estábamos en el living de su casa, ella probablemente estuviera practicando sus lecturas para la escuela, siempre le gustó hacer esas tareas tarde en la noche para postergar lo más posible el irse a dormir. Luego de la eterna diaria lucha, finalmente habíamos logrado por lo menos que se lavara los dientes, pero igual seguía ahí en la vueltita. En un momento me preguntó si podía comer un "sweetie" a lo que respondí negativamente argumentando que ya se había lavado los dientes.
La conversación siguió más o menos así:
-¿Qué importa que ya me haya lavado los dientes? Me los puedo lavar otra vez. -Me respondió dejándome sin palabras, tenía razón. ¡Parecía tan simple dicho así!
-No, no te podés lavar los dientes, nunca más. -Dije sin creérmelo ni yo.
-Pero si no me puedo lavar los dientes nunca más, nunca más puedo comer y si no como me muero.
-Y sí, te morirás... -Le respondí desesperada, buscando evitar a toda costa la odisea de lograr que se lavara los dientes otra vez.
-¿Estás loca?!!! ¡Ninguno de mis amigos está ahí arriba! ¡Voy a estar yo sola ahí con God! -Dijo confundida y realmente preocupada, logrando mi carcajada y el final de la discusión.
Seguramente esa noche Emilia se haya comido el "sweetie" y se haya ido a dormir sin lavarse los dientes, sin morirse y sin nada de God.

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